jueves, 19 de febrero de 2009

Montañas

Habia una vez un niño que vivia solo con su tia en una pequeña cabaña en lo mas alto de la montaña. Todas las mañnas iba a la escuela andando. El pobre niño tardaba más de dos horas en llegar y tenía que atravesar caminos mui peligrosos, cruzar un acantilado por un puente mui endeble de madera y además sus zapatos estaban tan rotos que el pobre niño llevaba los pies llenos de heridas.
En la escuela no tenía muchos amigos, preferia pasar sus ratos libre dibujando las montañas donde vivia. Las dibujada nevadas o llenas de flores en primavera, con las ovejas pastando y los agricultores recogiendo la cosecha. No le importaba lo que hablasen de él, ni siquiera se lamentaba por no poder hablar con nadie. Simplemente sonreía cuando acababa un dibujo y contento regresaba a su casa para enseñárselo a su tia.
Al llegar a casa su tia le tenia preparada la comida que el recibía con enorme gratitud, mientras la mostraba su último dibujo.
Su tía era una mujer tímida hasta en la más absoluta soledad. Hace tiempo que dejó de pronunciar palabra, tanto que el niño nunca la habia oido hablar, se comunicaba con ella a través del lenguaje de signos. Su tio fue quien le enseñó todo: a cortar la leña, cuidar del ganado, hacer queso… infinidad de cosas. Pero éste murió hace unos 5 años sin desvelar al niño el secreto de la mudez de su tia.

Dia tras dia el niño hacia su recorrido a la escuela para luego volver a los trabajos de su hogar. Asi hasta que cumplió la mayoria de edad y se vio obligado a no acudir al colegio nunca más. El joven sintió que algo dentro de él habia muerto, que algo se habia acabado y lo peor, que jamás volveria. No podría volver a pintar sus montañas, no tendria dibujos que traerle a su tia, ni tampoco sueños que tener por la noche para poder levantarse al dia siguiente. Nada tenia sentido si no podia volver a dibujar sus queridas montañas. Nada…

El joven pasó un verano de cálida tristeza, cuidando de su tia, de la casa y de las tierras. Pensando cada dia en como acabar con su sufrimiento.
Un dia llevó a las ovejas un alto muy alto de las montañas. Pretendió subir tan alto que hubo un terrible desprendimiento que le precipitó a él y a las ovejas al vacío.
Todas las ovejas murieron. Acabaron enterradas en rocas. El joven salió como buenamente pudo de debajo de las piedras hasta llegar a un claro de hierba. Sus ropas estaban desgarradas, la nariz le sangraba a borbotones, su hombro esta desencajado y las piernas llenas de arañazos y cortes. Pasó tres dias enteros alli hasta que lo encontraron.
Cuando lo hicieron, el joven habia utilizado la sangre de las ovejas para hacer dibujar en la hierba sus montañas. Todas las ovejas estaban desangradas y el campo se encontraba completamente vestido de rojo. Pero el joven tenia en su cara un tierna y dulce sonrisa de felicidad.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Anonimato

Mi foto
Santander-Madrid, Spain